Mientras era de noche e intentaba dormir y no levantarme para escribir estas letras, estuve pensando en todas las diferencias que existen entre mi nuevo pais, donde vivo y el que me vió nacer.
He escrito algunas cosas, sobre la educacion, costumbres, gastronomia, musica... Etc.
Esta vez hablare sobre algo que siempre nos termina pasando a
tod@s, algo que nunca esperamos y que nos duele tanto cuando pasa.
La muerte de un ser querido.
En España, las iglesias huelen a incienso y a viejo, pero tambien a tranquilidad y meditacion.
En las iglesias danesas no hay esos olores, quizas por que los catolicos solo las visitamos para hacer fotos, no para sentarnos y hablar con nuestro Dios.
No, los españoles casi siempre decimos que no somos católicos, pero seguimos casándonos, bautizándonos y claro está aunque en nuestra vida apenas las pisamos, en nuestra muerte o en las de nuestros seres queridos, allí estamos, pidiendole un por qué a un Dios que siempre dijimos que no creiamos en el, que muchos a escondidas rezaron en silencio, para poder dormirse.
A los nuestros, cuando descansan les damos paz con un sermon y les lloramos hasta la saciedad, muchas veces los recordamos como si no pasara el tiempo, como si no nos hubiesen abandonado cuando lo han hecho y nos estuvieran hablando desde arriba.
Los entierros en España son muy dolorosos, se llora, apenas se habla y el cura hace misa recogiendo palabras de un libro sabio, mas tarde algunos tomaran el cuerpo de cristo y se creeran en paz, solo por venir, por darle un ultimo adiós a su amigo, su padre o conocido.
Luego se le traslada en un mudo grito de dolor al cementerio o al crematorio y alli se les da el ultimo adios, llorando como nunca su muerte, algunos con la esperanza de que a ellos no les pase pronto, a otros con el corazon en un puño, llorando de verdad a esa persona que tal vez nunca le dijiste lo que lo amabas, una triste realidad, alli todos de luto nos despedimos, diciendo que cuanto tiempo hacia que nos nos reuniamos y que para la siguiente que sea una boda, un bautizo, algo mas alegre, algo que no nos duela tanto...
En mayo, estuve en un entierro danes, muy triste, ya que era un familiar mio muy allegado, estas palabras no las hubiera podido escribir hace poco, todavia dolia mucho.
Pero la iglesia esta vez no me parecio vieja, no olia a incienso, olia dolor mezclado con esperanza y a flores.
En el centro de la iglesia, estaba él y todos llevamos unas flores y las pusimos como una alfombra, como si se fuera a levantar e irse de alli con olores de primavera.
El cura esta vez fue una mujer, es la diferencia de religiones, la catolica y protestante.
Ella fue dulce cuando su discurso alzó en voz queda, pausada, nos contó su vida en retales, sus ambiciones, sus ilusiones, su musica favorita, nos hizo participes otra vez mas de su vida, ahora su nueva vida, la que abandonaba y cambiaba por un lugar mejor, magico de amores y sin dolor en su corazon, su ultimo adiós, que lo compartia con todos nosotros y nos dedicaba sus tres mejores canciones unidas a las palabras que todos gritabamos en silencio con el, nuestro llanto.
Unos instantes despues lo llevaron a su coche para que empezara su nueva vida y todos le dimos nuestra flor para que no nos olvidase y alli en la puerta con el frio del mediodia, nos quedamos todos menos él.
Nosotros nos fuimos a comer en su honor, a tomarnos la ultima taza de te sin el.
Tardaria casi dos meses en ocupar el sitio que él eligió, cerca de un lago, con vistas maravillosas y donde el calor en el verano le diera la bienvenida de nuevo,
No, no se enterro en el mismo dia a diferencia de España donde se hace con prisa, tardo el tiempo necesario para todos nos acostumbraramos a que no estaba, a que sus palabras se las llevo el viento como las hojas que hay donde él ahora descasa en paz.
Dedicado a Michael Sinding.
